Últimamente podemos observar un curioso fenómeno en la sociedad que nos rodea: el hecho de que los niños empiezan a aprender Inglés a edades cada vez más tempranas, ya sea incentivados por sus propios padres o por los centros escolares a los que acuden de manera habitual.
Esta situación nos lleva a cierto debate, el de a qué edad pueden o deben aprender Inglés nuestros jóvenes. Muchos padres, buscando la mejor formación para sus hijos, empujan a éstos a estudiar Inglés a edades realmente bajas y no todos los expertos se ponen de acuerdo en la conveniencia o no de este tipo de comportamientos.
El objetivo de estas prácticas es conseguir que los más pequeños de la casa accedan a un idioma universal que no todos los adultos tienen la suerte de conocer y que, sin embargo, proporciona numerosas posibilidades a la hora de comunicarse con individuos de todas partes del mundo y de relacionarse en general.
En un mundo cada día más global, parece bastante inteligente aprovechar la capacidad casi innata de los niños a la hora de aprender todo tipo de cosas, incluida la posibilidad de aprender varios idiomas al mismo tiempo. Esto es lo que defienden numerosos expertos en el tema, aunque otros abogan por no saturar demasiado pronto a los más pequeños y dejarles tiempo para jugar y desarrollar su cerebro tranquilamente. Son teorías enfrentadas y no es fácil saber quién tiene la razón y quién no.
Entonces, ¿cómo podemos saber cuándo y cómo deben empezar a estudiar Inglés nuestros pequeños? Si nos basamos en lo que dice un organismo tan importante como la Unión Europea, vemos que se considera beneficioso aprender idiomas a una edad temprana. De hecho, se han efectuado, en los últimos años, varios estudios avalados por dicho organismo en los que se asegura que aprender idiomas a una edad temprana nos ayuda a desarrollar mejores habilidades lingüísticas, a asimilar mejor cualquier lenguaje (incluida nuestra lengua natal) y a profundizar en el conocimiento de otras culturas y de otros puntos de vista, favoreciendo el desarrollo cognitivo del individuo a lo largo de toda su vida.
Objetivamente hablando, es un hecho afirmar que al conocer otros idiomas, en especial el Inglés por ser un idioma muy universal, estamos incentivando la comunicación con personas de todo el mundo y abriendo un gran abanico de posibilidades que, de otro modo, nos sería ajeno. Esto es especialmente cierto en culturas como la española, en las que se da especial importancia a la lengua materna en detrimento de otras, causando enormes perjuicios con respecto a individuos pertenecientes a culturas más multilingües.
Está comprobado que los niños son capaces de aprender, con relativa facilidad, una segunda lengua y, en muchos casos, hasta una tercera, siempre y cuando se les empiece a enseñar desde bien pequeños. Cierto es que, al principio, muestran algunos problemas a la hora de comenzar a hablar pero si somos constantes y no decaemos en nuestro interés, observaremos como muy pronto estos mismos pequeños empiezan a hablar mezclando los diversos lenguajes que conocen, empleando palabras de un lenguaje u otro según la ocasión lo requiera. Es decir, son capaces de diversificarse.
Si queremos que un niño aprenda Inglés de manera intuitiva desde bien joven, lo ideal sería que este idioma fuera el natural de uno de los padres y éste (o ésta) le hablara en dicho idioma siempre que fuera posible, hasta convertirse en un idioma familiar para el niño. El mismo efecto se produce si el niño vive desde pequeño en un país donde dicho idioma se habla de manera generalizada, quedando expuesto al Inglés, de manera continua, durante al menos un par de años.
No podemos cambiar el hecho de que nuestra pareja o cónyuge hable el mismo idioma que nosotros (en este caso, el Español) pero sí podemos elegir a un canguro o cuidador nativo de un país anglófono para que se encargue de cuidar a nuestro hijo desde joven, comunicándose con él en Inglés durante gran parte del día. El mismo efecto se consigue al llevar a nuestro hijo-a a un colegio bilingüe en el que se imparta gran parte o la totalidad de las asignaturas cursadas en el idioma de Shakespeare.
De todos los escenarios posibles, el actual modelo de enseñanza es el que peor resultados proporciona, puesto que, actualmente, los niños pequeños sólo reciben (en el mejor de los casos) dos clases de Inglés a la semana, ralentizando un correcto avance con el idioma.
Y es que la evidencia sugiere que no podemos dejar el aprendizaje, en cuestión de idiomas (y por añadido, de otras materias fundamentales), únicamente en manos de profesores y escuelas de enseñanza obligatoria sino, más bien, que debemos implicarnos al máximo en esta actividad, facilitando a nuestro hijo-a las herramientas necesarias para desarrollar sus capacidad lingüísticas de la manera más óptima.
Por suerte, nos encontramos cada vez más frecuentemente con casos de guarderías o parvularios donde se empieza a ofrecer clases de Inglés a los más pequeños, pero es responsabilidad de los padres el mantener una continuidad en el aprendizaje de sus hijos y el preocuparse de acudir a los profesionales que haga falta.
Si la inmersión lingüística funciona para los mayores, con los más pequeños de la casa puede obrar maravillas. Al fin y al cabo, ellos son como esponjas que absorben todo el conocimiento e información que hay a su alrededor y cuanto más expuestos estén a nuevos idiomas, más fácil será que los toleren bien en un futuro bastante inmediato.
En el actual paradigma escolar, el contacto con el Inglés a edades tempranas es prácticamente inexistente, con lo que nuestros niños no logran absorber apenas conocimientos de este idioma. Para aprender bien un idioma hay que “empaparse” de él, convivir en un entorno en el que se emplee dicho idioma de manera habitual. Por tanto, recibir clases semanales de manera esporádica no es la solución definitiva para conseguir que nuestros niños aprendan Inglés desde muy pequeños.
Hay que implicarse en casa, seguir trabajando fuera de las clases y proporcionar medios y recursos para que nuestro hijo-a siga potenciando sus capacidades lingüísticas dentro del hogar. Al fin y al cabo, es allí donde más horas pasa al cabo del día.
Volviendo al tema de recibir clases semanales de Inglés. Es esencial que dichas clases sean divertidas, que se conviertan en una especie de juego, ya que está comprobado que jugar es la mejor manera de adquirir conocimientos profundos y aprender desde bien pequeños. Debemos incentivar mediante el juego las increíbles habilidades para el aprendizaje que tienen nuestros hijos, evitando recurrir a tediosas lecciones y a imposiciones de ningún tipo. Cuanto más divertida y dinámica sea una clase de Inglés, más probabilidad habrá de que los pequeños alumnos adquieran una gran cantidad de información relevante.
En CEIN, como Centro Examinador Oficial de Cambridge English Language Assessment para Castilla-La Mancha y Extremadura que somos, tenemos que dar ejemplo en esta cuestión tan fundamental. Es por eso que ofrecemos, a aquellos padres que lo requieran, una amplia oferta de cursos y actividades de enseñanza del Inglés a edades muy tempranas.
Valga como ejemplo nuestros cursos de Inglés Kids 1, Kids 2, Kids 3, Kids 4 y Kids 5, dirigidos a niños de edades comprendidas entre los 6 y los 11 años, donde se potencia un aprendizaje divertido, que surge de la exploración de su entorno habitual, compartiendo y relacionándose con otros compañeros de clase. Clases altamente estimulantes donde los libros de textos son una herramienta escolar más, complementada con numeroso material audiovisual de marcado carácter lúdico. Se trata de captar la atención de los más pequeños para desarrollar su autonomía con este idioma, nuevo para ellos, promoviendo su confianza personal y potenciando todas sus habilidades innatas.
Merece la pena conseguir que nuestros pequeños aprendan Inglés desde bien pequeños y, por eso, en CEIN hacemos todo lo posible por ponéroslo bien fácil. Pídenos información sin compromiso sobre todos nuestros cursos, horarios, edades, grupos y niveles disponibles. Todo lo que necesites para poder decidirte. Estamos para ayudarte a ti y a tus hijos y todo lo que podamos hacer por vosotros lo haremos encantados. ¿A qué esperas para contactar con nosotros?
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