Hace unas semanas escribimos un artículo sobre la importancia de ser constantes a la hora de aprender inglés o cualquier otro idioma y hoy queremos retomar esa misma temática para comentar algunas ideas y detalles que no pudimos expresar en el anterior artículo.
Todo en esta vida requiere de constancia y más si estamos hablando de realizar un largo aprendizaje o emprender una tarea relativamente compleja. Para adquirir conocimientos profundos y práctica sobre una determinada materia hay que trabajar una y otra vez, ser constantes y mostrar un desempeño continuo a lo largo del tiempo.
En el anterior artículo dimos una de las claves por las cuales muchas personas no avanzan en su aprendizaje del inglés, se estancan en un determinado nivel o peor aún: acaban retrocediendo hasta niveles inferiores por no haber seguido trabajando el idioma de manera constante. Esta clave no es otra que la falta de constancia, el trabajar el idioma por rachas.
El típico ejemplo lo encontramos en muchas personas que deciden prepararse para presentarse a exámenes oficiales de inglés e intentar obtener un título homologado. Pueden prepararse por su cuenta o acudir a clases en una academia con el propósito de alcanzar dicho objetivo pero en el momento en que realizan el examen, independientemente de que al final aprueben o no, suelen olvidarse del inglés por una temporada, hasta el punto de llegar a abandonar su práctica por completo.
Esta forma de actuar tan habitual es un gran error, algo totalmente contraproducente ya que, si dejamos de practicar y de estar directamente relacionados con el inglés, perderemos todas las habilidades que hayamos ganado hasta entonces y todo el esfuerzo empleado habrá sido en vano.
Por desgracia, aprender un idioma, y más si hablamos de aprenderlo a edades más adultas, no es como montar en bicicleta. Es decir, una vez aprendido no dura para toda la vida sino que tenemos que seguir trabajando para no perder el hábito, la fluidez tanto en el pensamiento como en la manera de expresarnos.
Obviamente siempre queda una base, sobre todo si estamos hablando de personas que trabajaron bien el idioma en su momento, pero la triste realidad es que el transcurso del tiempo y la inactividad siempre juegan en nuestra contra en este tipo de cuestiones.
En cierto sentido, lo ideal es convertir el aprendizaje del inglés en un modo de vida, en una auténtica pasión, algo que hagamos casi sin darnos cuenta, porque nos gusta, nos motiva y nos resulta entretenido. Cuando hacemos algo porque nos obligan, por conseguir un fin muy concreto y temporal o porque todo el mundo lo hace y no queremos ser menos, estamos condenados a caer siempre en el mismo error: la falta de constancia, el trabajar por rachas, y ya sabemos cómo acaban este tipo de experiencias.
Dejemos de ser los eternos aprendices, evitemos tener que pasar por el mismo proceso una y otra vez. No tiene sentido que estemos continuamente reiniciando nuestro aprendizaje del inglés. No decimos que haya que estar 24 horas al día hablando y pensando en inglés, habrá temporadas en las que estemos más inmersos en el idioma y otras menos pero lo importante es que nunca nos apartemos de la idea del aprendizaje constante.
Estamos encantados de recibir a nuestros alumnos a principio de curso cada año y nos sentimos muy afortunados de ver como muchas personas vuelven a confiar en nosotros de un año para otro, pero siempre nos queda la sensación de que muchos de esos alumnos podrían haber avanzado más en su aprendizaje del idioma, en vez de repetir curso, si hubieran sido un poco más constantes a la hora de trabajar con el inglés.
Quizá otro de los principales culpables de que la gente se desanime a la hora de seguir estudiando inglés, y “tire la toalla” antes de tiempo, lo encontramos en el hecho de tener expectativas demasiado altas, en pensar que se puede aprender un idioma en unas pocas semanas como algunos nos hacen creer falsamente. Si empezamos a estudiar inglés con esta clase de ideas en nuestra mente, nos sentiremos desmotivados cuando nos topemos con la cruda realidad.
El hecho de que aprender inglés y dominar el idioma correctamente sea un proceso arduo y largo no significa que no pueda llevarse a cabo, ni que no podamos adaptarlo a las capacidades y distintas habilidades de cada individuo concreto. El secreto está en ir trabajando todos los días un poco y ser constantes en este proceso. Si todos los días realizamos diferentes tareas que nos ayudan en nuestro aprendizaje, iremos sumando y notaremos una progresión lenta pero continua.
Si no trabajamos un poco todos los días, dará igual que estemos siguiendo la mejor metodología del mundo, que tengamos a nuestra disposición el mejor material didáctico o que contemos con los mejores profesores y profesionales para supervisar nuestro aprendizaje y sacarle el máximo partido a nuestro tiempo. Aprender un idioma requiere de un esfuerzo constante y nadie puede trabajar por nosotros, así que antes de continuar con nuestro aprendizaje es esencial que nos concienciemos de esta gran verdad.
Nos hemos vuelto a extender más de la cuenta y aún no hemos comentado todas las ideas que queríamos transmitiros, así que seguiremos profundizando en un próximo articulo. Y es que este tema da para mucho, tal y como estamos viendo.
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